El Espíritu Santo es para proclamar y predicar la Palabra. No es sólo para que tiemble, se ría; esas son las manifestaciones tome el valor y todo lo que necesita para proclamar la Palabra de Dios.

Quiero compartir más que un mensaje, una vivencia. Tuve la oportunidad en el 2003 de venir a trabajar tiempo completo en la iglesia. Toda mi vida he sido empresario. Hoy quiero testificarle de lo que he visto y sentido. Quiero motivar su fe, su corazón y dejarle algunas claves de lo que puede obtener si las pone en práctica. Desde el 2003, empezamos a viajar con Eduardo, estábamos en un proceso de aprendizaje. El pastor me dijo que buscáramos un hombre de fe y ahí nos apoyáramos para el evento. Íbamos para Venezuela, y ahí empezó Dios a hacer cosas sobrenaturales. Cada vez que mis pies tocan un lugar, empieza un efecto dominó. Empiezan a salir cosas que saber de dónde salen, pero surgen los recursos, la gente, el deseo de otros de querer participar. Pero esa vez, era la primera que llegábamos a Puerto Ordaz, está a la orilla de un río, hace mucho calor. Nosotros visitando pastores, gente, pudimos coordinar que quedara lista la cruzada y poder regresar con el pastor. Como nunca había estado en eso, simplemente tomamos nota de los requerimientos del lugar y esperamos que llegara la fecha. Yo soy la tercera generación de evangélicos en mi familia, eso es una ventaja a veces, pero en mi caso, yo cuestionaba el poder de Dios, porque en la escuela dominical, me enseñaron que el poder de Dios había sido 2,000 años atrás. Y que hoy los milagros ya no eran necesarios, eran algo secundario, que no sucedían. Efectivamente, en la iglesia a la que iba no ocurría ningún milagro. Yo nunca había visto obrar a Dios en esta forma.

Empezó la ministración, la alabanza, subió el pastor al escenario y yo sentí una presencia de Dios tan particular, que ni siquiera cuando él ha estado aquí, la he sentido. No sé por qué, pero sucede algo sobrenatural. Da un paso, entra a ciertos lugares, y siente que la presencia de Dios lo va a reventar de tanta unción. Sentía un escalofrío y empezaron los milagros a suceder. Recuerdo que el pastor me llamó para que fuera a orar por un hombre sentado en una silla de ruedas. Me dijo: “Anda y lo levantas”. Son de esos segundos en que uno no debe de razonar mucho. Fui, y le dije: “En el nombre de Jesús, te levantas”, le di la mano y se levantó. Mi fe empezó a menguar y le pregunté si él podía caminar antes. Él respondió que no, que desde hacía tres años que no podía. En ese momento, pasó a testificar. La unción era tanta que no podía estar de pie, era tan fuerte que algo pasó en mi corazón que cambió mi vida por completo, porque me di cuenta que tenía un Dios todopoderoso, era un Dios que estaba vivo. Que lo que la Palabra decía, era cierto. El podía obrar con señales y prodigios. Hoy quiero testificarle y darle una antesala de lo que pasará en el estadio Mateo Flores. Usted sabe que Jesús en ciertos lugares, como en Nazareth, no hizo milagros, porque cuando llegó, lo vieron como carpintero, no como Jesucristo, el hijo de Dios. Dice que ahí no pudo hacer milagros Dios. Eso quiere decir que el ambiente de fe y esperanza lo ponemos nosotros. No es que El no los haya podido hacer, sino que a él no le plació hacerlo sin un ambiente de fe.

Cuando hemos llegado a diferentes países, la gente anhela esa presentación del Espíritu Santo a través del pastor. Le puedo decir que en México, que es un país netamente católico, la gente viaja kilómetros, hace cualquier cosa por llegar, miles de personas en lugares donde el dos y tres por ciento es cristiano, y los demás quién sabe qué será. Pero hay un ambiente de fe, de expectativa.

Hechos 1:4-8
Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

En la versión Al Día, dice claramente que el poder es para proclamar la muerte y la resurrección de Cristo Jesús. A pesar que yo había predicado anteriormente, complementé por medio de ser testigo de milagros y prodigios, esa Palabra que necesitaba para hacer lo que ahora hago. Todos los que estamos aquí estamos juntos.

Verso 14
Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.

Usted puede estar junto a una persona, pero pensando en otra cosa. No está pensando lo mismo, pero en el caso de los discípulos, estaban juntos y pensando lo mismo.

Hechos 2:2
Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;

El Espíritu Santo es para proclamar y predicar la Palabra. No es sólo para que tiemble, se ría; esas son las manifestaciones, pero no es el porqué del Espíritu Santo, sino que tome el valor, el denuedo y todo lo que necesita para proclamar la Palabra de Dios. A mayor compromiso de querer proclamar la Palabra de Dios, más compromiso de ser lleno del Espíritu Santo. Con una mano va tener que imponer manos y predicar la Palabra y con la otra, recibir el Espíritu Santo.

Se imagina qué pasaría si se convierten 3,000 persona hoy, con una predicación suya. ¿Qué hace con ellas?

Si estamos hablando que era un ambiente de unidad, eso agrada a Dios. Y para esta cruzada, debe preparar su corazón para pensar lo mismo, para estar creyendo con expectativa lo que Dios va hacer.

Después de esta cruzada, tendremos favor con muchas personas. Cuando usted genera un ambiente de fe, de señales y prodigios, le está diciendo al Espíritu Santo “bienvenido, haz lo que tú quieras conmigo”. Yo sé que todos los que están aquí, anhelan ver un milagro en su vida. Pero, ¿cuál es el ambiente que vamos a generar para esos milagros? Eso es lo que hicieron los discípulos.

Hechos 3:1-8

Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.

¿Qué fue lo que estaba esperando ese hombre después de 40 años de estar así? Dinero. Él no esperaba un milagro, ni siquiera sabía qué era eso.

El lisiado los miró con ansiedad, esperando recibir una limosna. Si usted lee los Evangelios, Pedro y Juan no podían caminar juntos, pero después de la visitación del Espíritu Santo, dice que iban juntos al templo. ¿Será que eso de andar juntos, unánimes, no es importante para Dios? La respuesta de Pedro fue: “Ni oro ni plata tengo, pero lo que tengo te doy”. Ahí empezó un proceso de cambio en ese hombre. El hombre no tenía fe, ahí obró la fe de los apóstoles.

Ellos hicieron lo bueno, y ya estaban los religiosos criticando, en vez de estar viendo que el cojo era sano. Cuando yo le contaba lo que pasó en Ciudad Bolívar, en Venezuela, puede ser que el hombre haya tenido fe, pero sé que la fe que yo recibí del pastor la puse en práctica. Mucha gente va a necesitar que generemos el ambiente de fe para que obre los milagros y señales. Es ser anfitrión de la gloria de Dios. El te va a utilizar a ti como el anfitrión que El quiere tener.

En medio de la alabanza y adoración, pregúntate si verdaderamente anhelas la unción del Espíritu Santo para predicar las buenas nuevas con denuedo, para imponer manos con unción. Hoy el Espíritu Santo está aquí y va a impartir dones y regalos. Voy a hacer algo muy valioso que pocas veces he hecho lo que hoy voy hacer, y es orar por todos aquellos que quieran recibir lo que yo he recibido. No es para todos aquellos que no lo quieran recibir. Es un compromiso de responsabilidad porque usted debe recibir algo para ponerlo en práctica. Así como Pedro y Juan sabían que tenían algo más valioso que el oro y la plata, esa impartición está acá



















Todos los días nos enfrentamos a opciones: qué decir, a dónde ir, o qué hacer. A medida que tomamos algunas decisiones, ¿cómo observamos la vida desde la perspectiva de Dios y cómo vivimos de una forma agradable a Dios?


1. El Espíritu Santo es la fuente de poder de la vida cristiana.

Tal como nuestra relación con Dios depende totalmente de lo que Dios ha hecho por medio de Jesucristo, así también el poder de la vida cristiana proviene totalmente de Dios. Para poder vivir la vida cristiana que Dios desea, debemos obtener continuamente el poder de Dios, por medio del Espíritu Santo. Pero, ¿quién o qué es el Espíritu Santo y qué es lo que hace?

Él es Dios

”En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios. Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido.” (1 Corintios 2:11-12)

Él vino a vivir en usted.

“Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo.” (Romanos 8:9)‘‘

Él vino a convencer al mundo en cuanto al pecado y la justicia

”Y cuando él venga, convencerá al mundo de su error en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio” (Juan 16:8)

Él vino a enseñarle la verdad.

”Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad” (Juan 16:13)

Él vino a glorificar a Cristo

Jesús dijo:”Él me glorificará porque tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes.” (Juan 16:14)

Él le confirma su relación con Dios.

”Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios.” (Romanos 8:14-16)

Él es la fuente de las cualidades cristianas en su vida.

”En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio.” (Gálatas 5:22-23a)

El Poder del Espíritu Santo.”
Romanos 15:13.















El PODER es una prerrogativa especial y propia de Dios y sólo de Dios. “Dos veces he oído esto: que de Dios es el poder.” Dios es Dios, yel poder le pertenece. Aunque delegue una porción de él a Sus criatu-ras, sigue siendo Su poder.


El sol, aunque es “como un esposo que salede su tálamo, se alegra como gigante para correr el camino,” sin embar-go no tiene poder para ejecutar sus movimientos sino de la manera co-mo lo dirige Dios. Las estrellas, aunque viajan en sus órbitas y nada las puede detener, no tienen ni poder ni fuerza excepto el que Dios les otorga diariamente.

El alto arcángel, junto a Su trono, que brilla más que un cometa resplandeciente, aunque es uno de aquellos que desta-can en fuerza y que escucha la voz de los mandamientos de Dios, sin embargo no tiene sino el poder que su Creador le da. En cuanto a Leviatán, que en pos de sí hace resplandecer la senda, que parece que el abismo es cano; y Behemot que se bebe de un tragoel Jordán y se jacta de poder chupar ríos enteros.

Esas criaturas majestuosas que se encuentran sobre la tierra, deben su fortaleza a Él, queformó sus huesos de acero, y sus miembros como barras de hierro. Y cuando pensamos en el hombre, si tiene fuerza o poder, todo eso es tan poco e insignificante, que apenas si lo podemos considerar. Sí, cuando está en su punto más grande, cuando empuña su cetro, cuando está al mando de sus ejércitos, cuando gobierna naciones, aún así el poder le pertenece a Dios. Y es verdad “Dos veces he oído esto: que de Dios es el poder.”.

Esta prerrogativa exclusiva de Dios, se encuentra en cada una de las tres Personas de la gloriosa Trinidad. El Padre tiene poder, pues por Supalabra fueron hechos los cielos y todo lo que contienen. Por su fuerza todas las cosas se mantienen y por Él cumplen con su destino. El Hijo tiene poder, pues como Su Padre, Él es el Creador de todas las cosas,“sin él no fue hecho nada de lo que ha sido hecho.” y “en él todas las cosas subsisten.” Y el Espíritu Santo tiene poder. Hoy voy a hablaracerca del poder del Espíritu Santo.

Espero que puedan tener ustedes una ejemplificación práctica de ese atributo en sus propios corazones,cuando sientan que la influencia del Espíritu Santo está siendo derramada en mí, y que estoy comunicando las palabras del Dios viviente alas almas de ustedes. Y que esa influencia les sea otorgada también a ustedes y que sientan sus efectos en sus propios espíritus. Consideraremos el poder del Espíritu santo de tres maneras en estedía.

Primero, las manifestaciones externas y visibles de ese poder.

Segundo, las manifestaciones internas y espirituales de él.

Y tercero, las obras futuras y esperadas derivadas de ese poder. Confío que de esta

manera el poder del Espíritu se hará presente claramente en las almas de ustedes. I. Primero, entonces, debemos ver el poder del Espíritu en SUS MA-NIFESTACIONES EXTERNAS Y VISIBLES. El poder del Espíritu no haestado inactivo, ha estado trabajando. Mucho ha sido hecho ya por elEspíritu de Dios; más de lo que pudiera haber sido logrado por ningún ser excepto el Infinito, Eterno, Todopoderoso Jehová, de quien el Espíri-tu Santo es una Persona. Hay cuatro obras que son los signos externos y manifiestos del poder del Espíritu: las obras de creación, obras de re-surrección, obras de testimonio y las obras de gracia. De cada una de estas obras hablaré brevemente.

1. Primero, el Espíritu ha manifestado la omnipotencia de su poder en las obras de creación. Pues aunque no se menciona frecuentemente en la Escritura, sin embargo, algunas veces la creación es atribuida al Espíritu Santo, así como también al Padre y al Hijo. La creación de los cielos se nos dice que es la obra del Espíritu de Dios. Esto lo verán deinmediato en las sagradas Escrituras, Job 26:13: “Su espíritu adornólos cielos; Su mano creó la serpiente tortuosa.” Se dice que, todas las estrellas del cielo fueron colocadas en lo alto por el Espíritu y una cons-telación particular llamada la “serpiente tortuosa” es señalada espe-cialmente como el trabajo de Sus manos.

Él desata las ligaduras de Orión. Él ata con cadenas las dulces in-fluencias de las Pléyades y guía a la Osa Mayor junto con sus hijos. Él hizo todas esas estrellas que brillan en el cielo. Los cielos fueron ador-nados por sus manos y Él formó a la serpiente tortuosa por su poder. Y así también muestra su poder en esos actos continuos de creación que todavía se realizan en el mundo. Como el crear al ser humano y a los animales, su nacimiento y generación. Estos también se le asignan al Espíritu Santo.

Si ven el Salmo 104, en los versículos 29 y 30, leerán, “Escondes tu rostro, se turban; les quitas el hálito, dejan de ser, y vuelven al polvo.Envías tu Espíritu, son creados; y renuevas la faz de la tierra.” Así ven ustedes que la creación de todo hombre es la obra del Espíritu, y la creación de toda vida y toda carne. La existencia de este mundo se debe atribuir al poder del Espíritu así como también el primer ador-no de los cielos o darle forma a la serpiente tortuosa. Y si ven en el pri-mer capítulo del Génesis, allí notarán particularmente explicada esa peculiar obra de poder en el universo que fue llevada a cabo por el Espíritu Santo.

Ustedes descubrirán entonces cuál fue Su trabajo espe-cial. En el versículo segundo del primer capítulo de Génesis, leemos; “Yla tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la fazdel abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.” No sabemos cuán remoto pueda ser el período de la creación de nuestra tierra, ciertamente muchos millones de años antes del tiempo de Adán. Nuestro planeta ha pasado por varias etapas de existencia ydiferentes clases de criaturas han vivido en su superficie, todas ellas creadas por Dios. Pero antes que esa era llegara, en la que el serhumano sería su habitante principal y monarca, el Creador entregó elmundo a la confusión. Permitió que los fuegos internos estallaran desde las profundidades y fundió toda la materia sólida de manera que todaclase de sustancias estaban mezcladas en una vasta masa de desorden.

El único nombre que se podría dar al mundo de entonces es que era una caótica masa de materia. Cómo debió haber sido, no podrían ustedes adivinarlo o definirlo. La tierra estaba enteramente desordenada y vacía. Las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Llegó el Espíritu y extendiendo sus anchas alas, ordenó a lastinieblas que se dispersaran y al volar Él sobre la tierra, todas las dife-rentes porciones de materia se colocaron en sus lugares y ya no fue “desordenada y vacía”.

Se volvió redonda como sus planetas hermanosy se puso en movimiento, cantando elevadas alabanzas a Dios, no demanera discordante como lo había hecho antes, sino como una gran-diosa nota en la vasta escala de la creación. Milton describe muy bellamente este trabajo del Espíritu que establece el orden donde hay confusión, cuando el Rey de la Gloria, en su poderosa Palabra y Espíritu, vino para crear nuevos mundos— “Sobre el piso celestial se detuvieron, y desde la orilla Contemplaron el vasto inmensurable abismo Tempestuoso como un mar, sombrío, desolado, salvaje, Conmocionado hasta el fondo por vientos furiosos, Y por olas hinchadas como montañas, al asalto De las alturas del cielo para mezclar el polo con lo profundo. ‘Silencio, ustedes, olas perturbadas, y tu, abismo, paz,’ Dijo la Palabra que todo crea. Pongan fin a sus discordias. Entonces sobre las aguas calmadas El Espíritu de Dios Extendió sus alas creadoras E infundió virtud vital y calor vital A través de toda la masa fluida.” Esto, vean ustedes, es el poder del Espíritu.

Si hubiéramos visto a esa tierra en toda su confusión, hubiéramos dicho, “¿Quién puede hacer un mundo de todo esto?” La respuesta hubiera sido, “El poder delEspíritu lo puede hacer. Con sólo extender sus alas como de paloma, Él puede hacer que todas las cosas se junten. Por ello habrá orden en donde no había nada sino confusión.” Y esto no es todo el poder del Espíritu. Hemos visto algunas de sus obras en la creación.

Pero hubo una instancia en particular de creación en la que el Espíritu Santo estuvo más especialmente ocupado, a saber, la formación del cuerpo de nues-tro Señor Jesucristo. Aunque nuestro Señor Jesucristo nació de una mujer y fue hecho asemejanza de la carne pecadora, sin embargo el poder que lo engendróestuvo enteramente en Dios el Espíritu Santo, como lo expresan las Escrituras, “El poder del Altísimo te cubrirá con su sombra.” Él fue con-cebido por el Espíritu Santo, como dice el Credo de los Apóstoles.

“Por lo cual también el Santo Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios.”La estructura corporal del Señor Jesucristo fue una obra maestra realizada por el Espíritu Santo. Supongo que Su cuerpo debe haber so-brepasado a todos los demás en belleza. Que haya sido como el del primer hombre, justo el modelo de lo que el cuerpo será en el Cielo, en donde resplandecerá en toda su gloria. Esa estructura, en toda su be-lleza y perfección, fue modelada por el Espíritu. En Su libro estaban di-señados todos sus miembros cuando todavía no habían sido creados. ÉlLo modeló y Lo formó. Aquí pues, tenemos otro ejemplo de la energía creativa del Espíritu.

Una segunda manifestación del poder del Espíritu Santo se en-cuentra en la resurrección del Señor Jesucristo. Si alguna vez han es-tudiado este tema, pueden haberse sentido desconcertados al hallarque, algunas veces, la resurrección de Cristo se le atribuye a Él mismo.Por su propio poder y Divinidad. Él no podía haber sido detenido por los lazos de la muerte, pero como Él voluntariamente entregó su vida, tenía poder para retomarla. En otra parte de la Escritura encontramos que la resurrección es atribuida a Dios el Padre, “Le levantó de los muertos.” “Exaltado por la diestra de Dios.” Y así otros muchos pasajes similares. Pero, también se dice en la Escritura que Jesucristo fue levantado de entre los muertos por el Espíritu Santo. Ahora bien, todas esas cosas son ciertas.

Él resucitó por el Padre porque el Padre dijo, “suelten alprisionero, déjenlo ir. La justicia ha sido satisfecha. Mi Ley ya no requiere más satisfacción, la venganza ha recibido lo que le correspondía,déjenlo ir.” Aquí dio Él un mensaje oficial que liberó a Jesús de la tumba. Fue levantado por Su propia majestad y poder porque Él tenía el derecho de salir y así lo sintió Él y por ello “rompió las ataduras de lamuerte, Él ya no podía ser retenido por ellas.” Pero Él fue levantado porel Espíritu en cuanto a esa energía que recibió Su cuerpo mortal, por lacual se levantó de nuevo después de haber permanecido en su tumba por tres días y noches. Si quieren pruebas de esto deben abrir otra vez su Biblia:


1 Pedro3:18, “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, eljusto por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu.” Y se puede encontrar otraprueba en Romanos, 8:11 (me gusta citar los textos porque creo que es una gran falla de los cristianos no escudriñar las Escrituras lo suficiente y yo haré que lo hagan cuando estén aquí, si es que no lo hacen enotros lugares), “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.”

La resurrección de Cristo, pues, fue efectuada por la agencia del Es-píritu y aquí tenemos una noble ilustración de Su omnipotencia. Si hubieran podido entrar, como lo hicieron los ángeles, en la tumba de Jesús y ver su cuerpo durmiente, lo hubieran encontrado frío comocualquier otro cadáver. Si levantaran Su mano, se desplomaría a un lado.

Si hubieran podido mirar sus ojos, estarían vidriosos. Y allí se ve la lanzada mortal que debió acabar con su vida. Vean sus manos, no fluye la sangre, están frías e inmóviles.¿Puede vivir ese cuerpo? ¿Puede levantarse? Sí. ¡Y ser un ejemplo delpoder del Espíritu! Porque cuando el poder del Espíritu llegó a Él, aligual que cuando cayó sobre los huesos secos del valle, “Se levantó en la majestad de Su divinidad, brillante y resplandeciente, que asombró a los vigilantes de manera que huyeron. Sí, se levantó para no morir más,sino para vivir para siempre, Rey de reyes y Príncipe de los reyes de latierra.”

3. La tercera de las obras del Espíritu Santo que han demostrado supoder de manera maravillosa, son las obras de testimonio. Con ello quiero decir las obras que atestiguan. Cuando Jesucristo fue bautizadoen el río Jordán, el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma de paloma y lo proclamó el Hijo Amado de Dios.

Eso es lo que yo llamo una obra de testimonio. Y cuando después levantó al muerto, cuando sanóal leproso, cuando les habló a las enfermedades y éstas huyeron rápi-damente, cuando salieron precipitadamente por millares los demonios de los que estaban poseídos, todo eso se hizo por el poder del Espíritu. El Espíritu habitaba en Jesús sin medida y por ese poder se obrarontodos esos milagros. Estas fueron obras de testimonio. Y cuando Jesús se fue, recordarán ese magistral testimonio del Espíritu que regresó como un poderoso viento estruendoso entre los Apósto-les congregados y se les aparecieron lenguas repartidas como de fuego,asentándose sobre cada uno de ellos y fueron todos llenos del EspírituSanto y comenzaron a hablar en otras lenguas, según como el Espíritu les daba que hablasen. Y cómo también, ellos hicieron milagros.

Cómo predicaban, cómo Pedro resucitó a Dorcas, cómo Pablo sopló la vida enEutico, cómo se hicieron grandes milagros por los apóstoles así como lohabía hecho su Señor, de manera que se vieron grandes, “señales yprodigios, llevados a cabo por el poder del Espíritu de Dios y muchos creyeron.”

Después de eso ¿quién dudará del poder del Espíritu Santo? ¡Ah! esos miembros de la secta de Socinio que niegan la existencia del Espí-ritu Santo y Su absoluta personalidad, ¿qué van hacer cuando los atrapemos mostrándoles las obras de creación, de resurrección y de testimonio? Están contradiciendo la Escritura. Pero observen: es una piedrasobre la que si algún hombre cae, saldrá lastimado; pero si cae sobre élcomo lo hará si se resiste, lo triturará hasta convertirlo en polvo. El Espíritu Santo tiene poder omnipotente. Sí, el poder de Dios porque Él es Dios.

4. Una vez más, si queremos otro signo externo y visible del poderdel Espíritu, podemos mirar a las obras de gracia. Vean una ciudad donde un adivino tiene el poder que ha proclamado él mismo como una gran persona. Un cierto Felipe entra y predica la Palabra de Dios, en seguida Simón el Mago pierde su poder y él mismo busca para sí el poder del Espíritu, imaginando que puede comprarse con dinero. Vean, en tiempos modernos, un país en donde los habitantes vivenen miserables tiendas hechas de paja, y se alimentan de reptiles y de otras criaturas semejantes; obsérvenlos cómo se inclinan ante sus ído-los y cómo adoran a sus falsos dioses y cómo están tan hundidos en la superstición, y tan degradados que se llegó a debatir si tenían alma o no. Vean a un Robert Moffat, (misionero en Sudáfrica por más de 50 años) que va con la Palabra de Dios en su mano, (que él mismo tradujo al lenguaje de los bechuanas) óiganlo predicar con la capacidad de ex-presión que le da el Espíritu, acompañando esa Palabra con poder.

Ellos arrojan a un lado sus ídolos, odian y aborrecen sus costumbres anteriores; construyen casas en donde ellos habitan; se visten y ahora tienen una mente recta. Rompen el arco y parten la lanza en pedazos; la gente incivilizada se vuelve civilizada; el salvaje se vuelve educado; el que no sabía nada co-mienza a leer las Escrituras. De esta manera por boca de aquellos quefueron salvajes, Dios atestigua el poder de Su poderoso Espíritu.

Tomen una casa en esta ciudad, y los podríamos llevar a muchas de esas casas, el padre es un borracho, un hombre que vive en una condi-ción desesperada; véanlo en su locura, y ustedes preferirían encontrar-se con un tigre sin cadenas que con un hombre así. Da la impresión que él podría partir a un hombre en pedazos si llegara a ofenderlo. Ob-serven a su esposa.

Ella también tiene su voluntad, y cuando él la trata mal, le opone resistencia; se han visto muchas peleas en esa casa, y a menudo el ruido que generan molesta a todo el vecindario. En cuanto a los pobres niños, véanlos en sus harapos y desnudez, pobres pequeños ignorantes. ¿Ignorantes dije? Están siendo instruidos y muy bien ins-truidos en la escuela del demonio y están creciendo para ser herederos de la condenación.

Pero alguien a quien Dios ha bendecido por su Espí-ritu es guiado a esa casa. Tal vez sólo se trata de un humilde misionero de la ciudad, pero le habla a ese hombre: “Oh” dice, “ven y escucha la voz de Dios.” Y ya sea por su propio mensaje o por la predicación del ministro, la Palabra, que es eficaz y poderosa, corta el corazón del pecador. Las lágrimas corren por sus mejillas como nunca se había visto antes. Tiembla y se estre-mece, el hombre fuerte se inclina, el hombre poderoso tiembla y esas rodillas que nunca temblaron, comienzan a tambalearse. Ese corazón que nunca se acobardó, ahora comienza a temblar ante el poder del Es-píritu.

Se sienta en una humilde banca junto al penitente, deja que sus ro-dillas se doblen mientras que sus labios pronuncian la oración de unniño, pero aunque es la oración de un niño, es la oración de un hijo de Dios. Le cambia su carácter. ¡Observen el cambio en su casa! Su mujer, se vuelve una señora decente, esos niños son el crédito de la casa y, a su debido tiempo, crecen como ramas de olivo alrededor de su mesa,adornando su casa como piedras preciosas.

Si pasan por esa casa, no escucharán ruido ni peleas, sino cánticos de Sión. Véanlo, no más orgías de borracho; ha vaciado su última copa y aho-ra, renunciando a lo anterior, viene a Dios y es Su siervo. Ahora ya noescucharán a la media noche el grito de las bacanales, pero si se oyera un ruido, sería el sonido de un solemne himno de alabanza a Dios. Y,entonces, ¿acaso no hay algo así como el poder del Espíritu? ¡Sí! Y estos seres deben haberlo experimentado y visto.

Conozco un pueblo, que fue una vez el más profano de Inglaterra, unpueblo inundado de borrachos y de libertinos de la peor clase, donde era casi imposible que un viajero honesto se detuviera en una posada sin ser molestado por las blasfemias, un lugar notorio por sus incendia-rios y por sus ladrones. Un hombre, el jefe de todos, escuchó la vez de Dios. El corazón de ese hombre fue quebrantado. Todos sus pandilleros vinieron también para escuchar la predicación del Evangelio, y se sen-taron y parecían reverenciar al predicador como si fuera un dios y no un hombre.

Estos hombres fueron cambiados y reformados; y todo aquel que conoce ese lugar afirma que un cambio así no hubiera podidoocurrir nunca, sino sólo mediante el poder del Espíritu Santo. Dejen que se predique el evangelio y que sea derramado el Espíritu y verán que tiene un poder tal como para cambiar la conciencia, para mejorar la conducta, para levantar al degradado, para castigar y reprimir la maldad de la raza, y ustedes deben gloriarse en eso. Digo: nada hay como el poder del Espíritu. Tan solo déjenlo entrar y seguramente todopuede lograrse. II. Ahora, el segundo punto. EL PODER INTERIOR Y ESPIRITUAL DEL ESPÍRITU SANTO. Lo que ya he mencionado, puede ser visto.

De lo que estoy a punto de hablar debe de ser sentido y ningún hombre en-tenderá verdaderamente lo que digo a menos que lo sienta. Lo visible, aun el infiel debe confesarlo; lo visible, el más grande blasfemo no pue-de negarlo, habla la verdad; pero de este poder interior alguien se reirá con entusiasmo y otro dirá que no es sino la invención de nuestras fantasías febriles. Sin embargo, tenemos una palabra de testimonio mássegura que todo lo que ellos puedan decir. Tenemos un testigo en nues-tro interior. Sabemos que es la verdad y no tenemos miedo de hablardel poder interno espiritual del Espíritu Santo. Observemos dos o tres cosas en las que el poder interior y espiritual del Espíritu Santo se pue-de ver muy grandemente y alabarlo. 1.

Primero, el Espíritu Santo tiene poder sobre los corazones de los hombres. Ahora bien, los corazones de los hombres son difíciles de im-presionar. Si quieres interesarlos en cualquier objeto mundano, lo pue-des lograr. Una palabra engañosa puede ganar el corazón de un hom-bre, un poco de oro puede ganar el corazón de un hombre, un poco defama y un poco del clamor del aplauso puede ganar el corazón de unhombre. Pero no hay ningún ministro que respire que pueda ganar elcorazón de un hombre por sí mismo. Puede ganar sus oídos y hacer que lo escuchen; puede ganar sus ojos y hacer que se fijen en él; puede ga-nar la atención, pero el corazón es muy resbaloso. Sí, el corazón es un pez que no se deja atrapar por los pescadores del Evangelio.

Pueden al-gunas veces jalarlo casi fuera del agua pero, viscoso como una anguila,se resbala entre sus dedos, y, después de todo, no lo capturan. Muchos hombres se han imaginado que han capturado el corazón, pero se handesengañado. Se necesita un hábil cazador para atrapar al ciervo en las montañas. Es demasiado rápido para que el pie humano pueda acer-cársele. Sólo el Espíritu tiene el poder sobre el corazón del hombre. ¿Al-guna vez han probado ustedes su poder en un corazón? Si un hombrepiensa que un ministro puede convertir el alma, me gustaría que lo in-tentara. Déjenlo que vaya y sea un maestro de la escuela dominical. Dará su clase, tendrá los mejores libros que puedan obtenerse, tendrá las mejores reglas, instalará sus murallas alrededor de su Sebastopolespiritual. Tomará al mejor muchacho de su clase y mucho me equivoco si ese muchacho no estará cansado en una semana. Déjenlo que pase cuatroo cinco domingos intentándolo, pero luego dirá “Este muchacho es in-corregible.” Déjenlo intentar con otro. Y tendrá que intentar con otro y otro y otro, antes de que pueda ser capaz de convertir a uno.

Pronto se dará cuenta que: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Puede convertir un ministro? ¿Puede tocar el corazón? David dijo, “Se engrosó el corazón de ellos como sebo.”Sí, eso es completamente cierto y no podemos atravesar tanta grasa.Nuestra espada no puede llegar al corazón porque está recubierto de talcantidad de grasa, es más duro que una rueda de molino. Más de una buena espada vieja de Jerusalén ha perdido su filo contra un corazón duro. Una pieza del verdadero acero que Dios ha puesto en las manos de sus siervos ha perdido su filo al ser apuntada contra el corazón de un pecador. No podemos llegar al alma; pero el Espíritu Santo puede.“Mi amado metió su mano por la ventanilla, y mi corazón se conmovió dentro de mí.” Él puede dar un sentido del perdón comprado con la sangre que puede disolver a un corazón de piedra.

Él puede—Hablar con esa voz que despierta a los muertos, Y que ordena levantarse al pecador, Y que hace que la conciencia culpable tema La muerte que nunca muere. Él puede hacer que se oigan los truenos del Sinaí; sí y Él puede hacer que los dulces susurros del Calvario entren en el alma. Él tiene poder sobre el corazón del hombre. Y la prueba gloriosa de la omnipotencia del Espíritu es que Él tiene dominio sobre el corazón. 2. Pero hay una cosa más terca que el corazón.

Es la voluntad. “Mi Señor Obstinado,” como Bunyan la llama en su libro “La Guerra San-ta,” es un individuo que no puede ser fácilmente doblegado. La volun-tad, especialmente en algunos hombres, es una cosa muy terca, y en todos los hombres, si la voluntad es movida a oponerse, no hay nada que se pueda hacer con ellos.

Alguien cree en el libre albedrío. Muchos sueñan con el libre albedrío. ¡El Libre Albedrío! ¿Dónde se puede encon-trar eso? Una vez hubo libre albedrío en el Paraíso, y un terrible caosgeneró allí el libre albedrío, porque echó a perder todo el Paraíso y arro-jó a Adán fuera del huerto. Una vez hubo libre albedrío en el cielo, pero arrojó fuera al glorioso arcángel y una tercera parte de las estrellas delcielo cayó en el abismo. Yo no quiero tener nada que ver con el libre albedrío, pero trataré de ver si tengo libre albedrío dentro de mí.

Y encuentro que lo tengo. Verdadero libre albedrío para el mal, pero muy pobre albedrío para lo quees bueno. Suficiente libre albedrío cuando peco, pero cuando quierohacer el bien, el mal está presente en mí y cómo hacer lo que quisiera,no lo puedo descubrir. Sin embargo algunos presumen de libre albedrío. Me pregunto si aquellos que creen en él tienen algún poder mayorsobre las voluntades de las personas del que yo tengo. Yo sé que yo notengo ninguno. Encuentro que el viejo proverbio es muy cierto: “Un hombre puede llevar un caballo al agua, pero cien hombres no pueden hacer que be-ba.”

Encuentro que yo puedo llevar a todos ustedes al agua y a muchosmás de los que pueden caber en esta capilla. Pero yo no los puedohacer beber y no creo que ni cien ministros puedan hacerlos beber a ustedes. He leído a Rowland Hill, Whitfield y a otros muchos, para ver qué hicieron ellos. Pero no puedo descubrir un plan para cambiar las volun-tades de ustedes. No puedo persuadirlos. Y ustedes no cederán de ninguna manera. No creo que ningún hombre tenga poder sobre la voluntad de su compañero, pero el Espíritu de Dios sí lo tiene. “Los haré dis-puestos en el día de mi poder.”

Hace que el pecador que no tiene volun-tad quiera de tal manera, que va impetuosamente tras el Evangelio. El que era obstinado, ahora se apresura hacia la Cruz. El que se reía de Jesús ahora se aferra a su misericordia. Y el que no quería creer ahora es llevado a creer por el Espíritu Santo, no sólo con gusto sino ansiosamente. Es feliz, está contento de hacerlo, se regocija con el sonido del nombre de Jesús y se deleita en correr por el camino de los manda-mientos de Dios. El Espíritu Santo tiene poder sobre la voluntad. 3. Y sin embargo creo que hay algo que es peor que la voluntad. Po-drán imaginar a qué me refiero.

La voluntad es algo más difícil de do-blegar que el corazón. Pero hay una cosa que excede a la voluntad en su maldad y es la imaginación. Espero que mi voluntad esté dirigida por la Gracia Divina. Pero metemo que en ocasiones mi imaginación no lo está. Aquellos que tienen mucha imaginación saben qué cosa tan difícil es de controlar. No la pueden refrenar. Romperá las riendas.

Nunca serán capaces de domi-narla. La imaginación a veces volará hacia Dios con tal poder que las alas del águila no pueden igualarla. A veces tiene tal poder que casipuede ver al Rey en su belleza y la tierra distante. En lo que a mí res-pecta, mi imaginación me lleva a veces sobre las puertas de hierro, a través de ese infinito desconocido hasta las propias puertas de perlas ydescubrir al bendito Glorificado. Pero si es potente en un sentido también lo es en otro. Pues tambiénmi imaginación me ha hecho descender a los más viles escondrijos ycloacas de la tierra. Me ha traído pensamientos tan horribles, que a pe-sar de no poder evitarlos, he estado completamente aterrorizado porellos.

Estos pensamientos vendrán y cuando me siento en mi marcomás santo, más devoto hacia Dios y más fervoroso en mi oración, a me-nudo sucede que es el preciso momento que estalla la plaga en su peor forma. Pero me gozo y pienso una cosa, que puedo clamar cuando esta imaginación viene a mí. Yo sé que se dice en el Libro de Levítico, que cuando se cometía un acto de maldad, si la muchacha clamaba contra él, entonces salvaba suvida. Así sucede con el cristiano, si clama hay esperanza. ¿Pueden en-cadenar la imaginación? No, pero el poder del Espíritu Santo sí puede.Lo hará y ciertamente termina haciéndolo. Lo hace aún aquí en la tierra.

III. Pero la última cosa es, EL FUTURO Y LOS EFECTOS DESEA-DOS, porque después de todo aunque el Espíritu Santo ha hecho tanto no puede decir todavía, “Consumado es.” Jesucristo pudo exclamar en lo que concierne a su propia labor, “Consumado es” pero el Espíritu Santo no puede decir eso, tiene todavía más que hacer. Y hasta la con-sumación de todas las cosas, cuando el propio Hijo llegue a ser sujetoal Padre, el Espíritu Santo no dirá: “consumado es.” ¿Qué es lo que tie-ne que hacer el Espíritu Santo?

1. Primero, tiene que perfeccionarnos en la santidad. Hay dos clases de perfección que un cristiano necesita: una es la perfección de la justi-ficación en la persona de Jesús. Y la otra es la perfección de la santifi-cación obrada en él por el Espíritu Santo. Por el momento la corrupción todavía descansa en los pechos de los regenerados. Actualmente el corazón es parcialmente impuro. Todavía tenemos lujurias e imaginaciones malvadas. Pero, oh, mi alma se rego-cija al saber que viene el día cuando Dios terminará el trabajo que ha iniciado y presentará mi alma, no solamente perfecta en Cristo, sino,perfecta en el Espíritu, sin mancha o defecto, o nada parecido.¿Y es verdad que este pobre corazón depravado, llegará a ser tan santo como el de Dios? Y este pobre espíritu que a menudo exclama,

El Poder del Espíritu Santo

“¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de pecado y de muerte?” ¿Este mismo pobre espíritu, será libre del pecado y de lamuerte? ¿Y ya no oiré cosas malas que perturben mis oídos y no tendré pensamientos impuros que perturben mi paz? ¡Oh, feliz hora! ¡Que se apresure! Justo antes de que yo muera, se habrá terminado la santifi-cación pero hasta ese momento no puedo tener la perfección en mímismo. Pero en ese momento cuando parta mi espíritu tendrá su último bautismo en el fuego del Espíritu Santo. Será puesto en el crisol parasu última prueba en el horno. Y entonces, libre de toda escoria y fino como una barra de oro puro,será presentado a los pies de Dios sin el mínimo grado de escoria o mezcla. ¡Oh, hora gloriosa! ¡Oh, momento bendito! Pienso que deseomorir aunque no hubiera un cielo si tan solo pudiera tener esa última purificación y salir de la corriente del río Jordán totalmente limpio des-pués de ser lavado.

¡Oh ser lavado, y quedar blanco, limpio, puro per-fecto! Ni un ángel será más puro de lo que yo seré. ¡Sí! ¡Ni Dios mismo será más santo! Seré capaz de decir en un sentido doble, “¡Gran Dios,soy limpio, por medio de la sangre de Jesús soy limpio, y a través de la obra del Espíritu, también soy limpio!” ¿No debemos ensalzar el poderdel Espíritu Santo que nos hace aptos para estar ante nuestro Padre enel cielo?2. Otra gran obra del Espíritu Santo que no está cumplida todavía es la de traer la gloria del último día. En unos cuantos años, no sé cuan-do, no sé cómo, el Espíritu Santo será derramado en una forma muy di-ferente que en el presente. Hay diversidades de operaciones. Y durante los últimos años ha sidoel caso que las operaciones diversificadas han consistido en muy pocoderramamiento del Espíritu.

Los ministros siguen una rutina monóto-na, continuamente predicando, predicando, predicando y poco bien se ha hecho. Tengo la esperanza de que tal vez una nueva era ha amanecido sobre nosotros y que habrá un mayor derramamiento del EspírituSanto ahora. ¡Porque llega la hora y puede ser justo ahora cuando el Espíritu San-to será derramado otra vez, de una manera tan maravillosa que muchos correrán de un lado a otro y se incrementará el conocimiento! ¡El cono-cimiento del Señor cubrirá la tierra así como las aguas cubren la super-ficie de los grandes abismos! Vendrá Su reino y Su voluntad será hecha en la tierra como lo es en el cielo. No estaremos esforzándonos para siempre como Faraón, sin las ruedas de su carruaje. Mi corazón se alegra y mis ojos brillan con el pensamiento de que muy probablemente viviré para ver como se vierte así el Espíritu cuando, “los hijos y las hijas de Dios otra vez profetiza-rán y los jóvenes verán visiones y los ancianos soñarán sueños.”

Tal vez no habrá dones milagrosos porque no serán requeridos. Pero sin embargo habrá tal cantidad milagrosa de santidad, tal extraordina-rio fervor de oración, tal real comunión con Dios y tanta religión vital y tanta difusión de las doctrinas de la cruz, que todo mundo verá queverdaderamente el Espíritu es derramado como agua y las lluvias des-cienden de arriba. Oremos por eso, laboremos continuamente por eso ybusquémoslo de Dios.

El Poder del Espíritu Santo11Volumen 1 www.spurgeon.com.mx113. Otra obra más del Espíritu, que manifestará de manera especialSu poder, será la resurrección general. Tenemos razón para creer por laEscritura que la resurrección de los muertos aunque será efectuada porla voz de Dios y de Su Palabra (el Hijo) también será efectuada por elEspíritu. Ese mismo poder que levantó a Jesucristo de entre los muer-tos, también vivificará los cuerpos mortales. El poder de la resurrección es tal vez una de las mejores pruebas de las obras del Espíritu. ¡Ah, mis amigos, si pudiéramos desprender elmanto de esta tierra por un momento, si el verde césped pudiera cor-tarse y pudiéramos ver dos metros abajo en sus profundidades, qué mundo aparecería! ¿Qué veríamos? Huesos, esqueletos, podredumbre, gusanos, corrup-ción Y ustedes dirían, ¿Vivirán estos huesos secos? ¿Se pueden levan-tar? “¡Sí, en un momento! En un abrir y cerrar de ojos, a la final trom-peta, los muertos serán resucitados.” Él habla, ¡Están vivos! ¡Véanlos dispersos, el hueso se junta con su hueso! ¡Véanlos desnudos, la carne los recubre nuevamente! Véanlos aún sin vida. “¡Ven de los cuatro vien-tos, oh, aliento y sopla sobre estos muertos!” Cuando el viento del Espí-ritu Santo viene, ellos viven y estarán de pie como un gran ejército.

Así he intentado hablarles del poder del Espíritu y confío que se los he podido mostrar. Ahora debemos dedicar un momento o dos para una conclusión práctica. ¡Cristiano, el Espíritu es muy poderoso! ¿Qué con-cluyes de ese hecho? ¡Pues que tú nunca debes desconfiar del poder de Dios para llevarte al cielo! ¡Oh, qué dulce verso es ése que impresionómi alma el día de ayer!— “Su probado brazo todopoderoso Está levantado para tu defensa. ¿Dónde está el poder que pueda Alcanzarte en tu refugio O que pueda arrancarte de allí? El poder del Espíritu Santo es tu baluarte y toda Su omnipotencia tedefiende. ¿Pueden conquistar tus enemigos a la omnipotencia? Enton-ces pueden conquistarte. ¿Pueden luchar con la Deidad y arrojarla alsuelo? Entonces ellos pueden conquistarte. Pero eso no sucederá, por-que el poder del Espíritu es nuestro poder, el poder del Espíritu es nuestra fortaleza. Y una vez más, cristianos, si éste es el poder del Espíritu ¿por quéhabrían de dudar de algo? Ahí está tu hijo, ahí está tu esposa por la que has suplicado con tanta frecuencia, no dudes del poder del Espíri-tu. “Aunque tardare, espéralo; porque sin duda vendrá, no tardará.” Ahíestá tu esposo, oh santa mujer, has luchado por su alma y aunque es un infeliz tan endurecido y desesperado que te trata mal, hay poder enel Espíritu. Oh ustedes que han salido de iglesias desoladas con muy escasas hojas en el árbol, no duden que el poder del Espíritu los levante. Porque será “lugar donde descansen asnos monteses, y ganados hagan maja-da.” Abierto, pero deshabitado hasta que el Espíritu se derrame desde arriba. Y entonces el suelo árido será convertido en un estanque y la sedien-ta tierra tendrá fuentes de agua. Entonces en las habitaciones de los dragones, en donde cada uno de ellos yace, habrá pasto con carrizos yjuncos y ustedes ¡Oh miembros de este templo! Ustedes que recuerdan el Poder del Espíritu Santo, lo que Dios ha hecho especialmente para ustedes, nunca desconfíen del poder del Espíritu. Ustedes han visto el desierto florecer como el Carmelo.

Ustedes han visto el desierto florecer como una rosa. Confíen en Élpara el futuro. Salgan pues y laboren con esta convicción: el poder delEspíritu Santo es capaz de todo, vayan a su escuela dominical, vayan a distribuir sus folletos, vayan a su empresa misionera, vayan a predicaren sus habitaciones con la convicción de que el poder del Espíritu esnuestra gran ayuda. Y ahora por último, a ustedes pecadores. ¿Que más tenemos que de-cirles acerca de este poder del Espíritu? Estoy convencido que hay es-peranza para algunos de ustedes. Yo no puedo salvarlos, yo no puedoconmoverlos, a veces puedo hacer que lloren, pero se secan sus ojos ytodo ha terminado, pero yo sé que mi Señor sí puede. Ese es mi consue-lo. Tú, el primero de los pecadores, hay esperanza para ti, este poder te puede salvar como a cualquiera.

Es capaz de romper tu corazón aunque sea de hierro, puede hacer que de tus ojos broten las lágrimas, aunque hayan sido como rocas anteriormente. Su poder es capaz hoy, si Él lo quiere, de cambiar tu corazón, de modificar la corriente de todas tus ideas, de hacerte de inmediato unhijo de Dios, de justificarte en Cristo.

Hay poder suficiente en el Espíri-tu Santo. Él puede traer a los pecadores a Jesús. Él es capaz de hacerte querer en el día de Su poder ¿Quieres esta mañana? ¿Ha ido Él tan le-jos como para hacer que desees Su nombre, para hacer que desees a Jesús? Entonces, ¡oh pecador! Mientras Él te atrae di, “atráeme soy infeliz sin Ti.

” Síguelo, síguelo y a medida que Él te conduzca, pisa sobre sus huellas y regocíjate de que Él ha iniciado una buena obra en ti, porque hay una evidencia de que Él continuará haciéndolo hasta el final. Y ¡oh,tú abatido! pon tu confianza en el poder del Espíritu, descansa en la sangre de Jesús y tu alma es salva, no solamente ahora sino a través de la eternidad.


Querido lector, está usted viajando rápidamente hacia el juicio del Dios omnipotente. Delante de ese trono de justicia tendrá que pararse y dar cuenta de las obras de la carne, y no se puede apelar a una corte más alta, porque ésta es la corte más alta del universo.


SE LLAMA EL GRAN TRONO BLANCO

“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.” Apocalipsis 20:11-15.

DIOS NO EVITA QUE USTED PEQUE, PERO SI, LE LLAMARA A CUENTAS

Dios le dejará pecar si quiere hacerlo. Le dejará gustar de los placeres de la vida en la manera que usted desee gustarlos, porque tiene libertad para escoger su propio camino o el camino de Dios; PERO le advierte que vendrá un día de juicio y le aconseja que haga preparativos para aquel día, arrepintiéndose y dejando todo pecado. “Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas TE JUZGARA DIOS.” Eclesiastés 11:9.

ESTE JUICIO VIENE DESPUES DE LA MUERTE

“Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de ésto el juicio,” Hebreos 9:27. Después de que el mundo haya acabado, después de que los hombres hayan gozado hasta el colmo los placeres de la vida, después de que hayan rechazado a Cristo por última vez, después de que hayan despreciado una vez más su oportunidad para ser salvos; después de que hayan robado, blasfemado, se hayan emborrachado, cometido adulterio, aborrecido, matado, etc.–después de ésto, el juicio. Después de que los hombres hayan profesado una forma de religión para desfrazar su hipocresía–después de ésto, el juicio. Después de guardar celos, odio, envidia, y orgullo; después de profesar una cosa y vivir otra–después de ésto, el juicio.

AQUEL DIA DE JUICIO ESTA FIJADO EN EL CALENDARIO DE DIOS

No tiene que pensar en aquéllo, o hacer preparativos para ese día. Puede olvidarse de ello, ignorarlo, hablar en contra de ello, decir que no viene, declarar que nunca estará allí, pero sin embargo, le espera. Está directamente al fin de su camino. Puede mandar que pongan su cuerpo en una caja fuerte de hierro o que lo quemen y dispersen las cenizas en el océano. PERO será resucitado y se parará delante del Juicio del Gran Trono Blanco. “Por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo (esto incluye a usted) con justica, por aquel varon (Jesús) a quien designó.” Hechos 17:31.

CADA COSA OCULTA SERA DESCUBIERTA EN EL JUICIO

“Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones.” I Corintios 4:5.

“En el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.” Romanos 2:16.

“Porque nada hay encubrierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse. Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá y lo que habéis hablado al oido en los aposentos, se proclamará en las azoteas.” Lucas 12:2-3.

“Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.” Eclesiastés 12:14.

Los pecados encbiertos de hombres y mujeres, y hasta de niños y niñas, son asombrosos. Pecados sexuales son tan corrientes como en los diás de Sodoma. Por tales pecados Dios destruyó las ciudades de Sodoma y Gomorra. En el Juicio, todos sus pecados encubiertos serán revelados delante del universo. El infanticidio y toda cosa hecha en secreto, lo que no se puede mencionar ni en público ni por la prensa, serán sacados a la luz. El registro detallado de su vida le confrontará allí. “Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el diá del juicio.” Mateo 12:36.

EL LIBRO DE LA VIDA SERA ABIERTO EN EL JUICIO

“…y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida… Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.” Apocalipsis 20:12,15.

Muchos ministros del evangelio, obreros cristianos, y miembros de la iglesia cuyos nombres una vez estaban inscritos en el libro de la vida, pero han sido borrados porque han practicado el pecado se pararán ante el Juicio final del Gran Trono Blanco y recibirán la sentencia de castigo. No importa los dones que una vez tenían o cuánta verdad hayan predicado, es la vida de fe y victoria sobre el pecado que vale. Muchos ministros y miembros de la iglesia nunca se han arrepentido y también estarán allí y protestarán en contra de la sentencia pronunciada.

Jesús dijo, “Muchos me diran en aquel día; Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” Mateo 7:22. Pero Jesús, el Juez, dijo, “Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mi, hacedores de maldad.” Mateo 7:23.

Si teme confrontar el libro de su vida en el Gran Trono Blanco, entonces arrepiéntase de sus pecados, confiese y deje todo pecado, clame a la sangre derramada de Jesús y crea para la salvación, y todos sus pecados serán borrados, lavados por la sangre del Cordero. Entonces, viva, por la gracia de Dios, libre de pecado voluntario y concocido y su nombre será hallado en el libro de la vida y oirá decir el Señor Jesús, “Bien, buen siervo y fiel.”

Todo depende de lo que hace AHORA. Puede pararse delante de Dios con las manos limpias, sus antecedentes malos borrados por completo, o puede ignorar los consejos, despreciar el único remedio, y estar con aquella multitud que será lanzada al LAGO DE FUEGO. Amigo, si fuera llevado a la eternidad ahora mismo, ¿qué sería su destino? Usted es el que decide. Usted es responsable de su propio destino.

«La obra de cada uno se hará manifiesta»

1 Corintios 3:13

«Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo» (2 Co 5:10).


La misma naturaleza nos enseña que lo bueno debe ser premiado y que lo malo debe ser castigado. Así también lo es en el plano espiritual. La desobediencia, la mala voluntad, la negligencia, el egoísmo, el desamor, la carnalidad, el medrar la Palabra, las malas obras, son dignas de castigo; en cambio, la obediencia, la buena voluntad, la diligencia, el servicio de amor, la obra de fe, el amor al Señor, la espiritualidad, el guardar la Palabra, la lealtad, las buenas obras, necesariamente deben ser premiadas.

Es justo que así sea. No puede ser que lo malo tenga el mismo fin que lo bueno.

El fuego equivale a juicio (1ª Cor.3:13-15)

En este pasaje tenemos el juicio a los creyentes en el Tribunal de Cristo. Aquí, el fuego equivale a juicio. No es un juicio a personas, sino a las obras de las personas. Se califican las obras según los materiales: oro, plata, piedras preciosas y madera heno y hojarasca. Es fácil ver que unos son materiales duraderos y los otros perecederos; unos resisten el fuego-juicio y los otros se queman ante el fuego-juicio; unos son pesados y los otros livianos; Así, el fuego prueba las obras de las personas.

Queda demostrado que aquellos creyentes que se presentaron con madera, heno y hojarasca, pierden su recompensa, pero no su salvación; tal vez ni una de sus obras fue aprobada, pero fueron salvos por la sola fe, aunque “así como por fuego”; pero los otros, son creyentes cuyas obras fueron halladas en alabanza.

Los creyentes han de tener claro que la salvación es sólo por Cristo, sólo por fe y sólo por gracia; además, la certeza de ella se obtiene aquí, ahora y no cuando se presenten al Tribunal.

La figura de Lot

Los creyentes salvados así como por fuego están representados en Lot, el sobrino de Abraham (Gén.19:1-29). Lot es prototipo de los cristianos que viven allegados al mundo; un poco en Dios y un poco afuera.

El hecho de que Lot estaba sentado a la puerta de la ciudad, implica que había escalado posición en esa ciudad, llegando a tener un puesto de autoridad. (Sin embargo, de Abraham se dice “por la fe habitó como extranjero morando en tiendas”, Heb.11:9). Lot “afligía cada día su alma justa” (2ª Ped.2:8), lo que indica que no gozaba de una comunión diaria con el Señor.

Cuando Dios va a destruir la ciudad, le comunica a su siervo Abraham sus pensamientos; en cambio a Lot le envía mensajeros. El hecho de que los mensajeros no quieren entrar en la casa de Lot, implica el pobre grado de comunión que tenía con Dios. La forma como los ángeles responden a Lot es una manera de condenar la posición que tenía en la ciudad. Que Dios salvara a Lot se debe a la relación estrecha que tenía con Abraham.

Dios no puede simpatizar con el corazón mundano de los que, como Lot, se establecen en medio de la corrupción de este mundo. Ellos caminan a medias, y serán salvos así como por fuego. Ellos perderán la recompensa de reinar aquí en la tierra por mil años con nuestro amado rey y Salvador Jesucristo.

Los creyentes infieles

¿Habrá castigo para los creyentes infieles en el Tribunal de Cristo? ¿Qué tipo de sanciones recibirán los creyentes negligentes? ¿Perderán, acaso, en ese momento la salvación? ¿Qué sentido tiene el hecho de afligir las almas de los creyentes ya salvados exigiéndoles una rendición de cuentas?

Para unos cuantos creyentes irresponsables con su servicio al Señor, éste será un día de lloro y crujir de dientes. Los castigos serán temporales y no eternos; ellos no serán hallados merecedores de reinar con Cristo mil años. No verán la Gloria del Mesías Rey.

Para ser salvos, todos éramos ineptos; pero para reinar con Cristo hay que ser apto. “Ninguno que poniendo su mano en el arado, mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lc.9:62). “...Gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz... y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo” (Col.1:12-13).

En este momento tenemos las arras de nuestra herencia, pero viene el día en que recibiremos la totalidad de la herencia y para eso necesitamos ser fieles a la carrera en la que Dios nos puso: “...Golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Cor. 9:27). ¿Eliminado de qué? ¿de la salvación? ¡No! De reinar con Cristo en el milenio y quedarse, en cambio, en las tinieblas de afuera, como el siervo que escondió el talento durante todo el tiempo que Cristo estuvo ausente.

Recién al final del milenio, éstos que estuvieron fuera serán incluidos con los vencedores de la fe para entrar juntos a la eternidad. Los mil años que estarán separados del Señor les servirá para purificar sus almas antes de reinar eternamente con Él.

Debemos aspirar a ser galardonados

Es lícito aspirar ser galardonado: “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra" (Ap. 22:12). Pablo amaba ese premio; luchaba y combatía para lograrlo. Tal como Cristo tenía delante de Él un gozo, el cual era la iglesia, por el cual fue capaz de sufrir la cruz y el oprobio (“Verá el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho”, Is.53:11), del mismo modo, Pablo tenía un gozo puesto delante, una meta: el “premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús“ (Fil.3:14). Esa meta no era, obviamente, la salvación, sino reinar con Cristo en el milenio. Es una justa y lícita aspiración el ser “guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Ts.5:23), y entrar así en el reino.

Una preparación para el reino

El Tribunal de Cristo servirá para afligir las almas de los santos antes de que entren a gozarse con Él. Esto tiene un símbolo en el “Día de expiación” y “Conmemoración al son de trompeta”, ambas fiestas de santa convocación para Israel, mencionadas en el capítulo 23 de Levítico. Esta fiesta mira proféticamente el futuro de Israel seguida por el mandamiento de: “Afligiréis vuestras almas”. Esto se cumplirá cuando este pueblo muestre su arrepentimiento de haber rechazado al Mesías, previo a la “Fiesta de las cabañas”, que son figura del milenio.

Es similar, entonces, al hecho de que la iglesia deba ser juzgada antes de pasar a reinar con Cristo en el milenio.

El Juez

El Señor Jesucristo, personalmente, presidirá este juicio, pues “el Padre todo juicio dio al Hijo” (Jn.5:22). La sentencia que pronunciará el Señor, será indiscutida e inapelable. Se considerarán todos los hechos, palabras, pensamientos, pecados de hecho y pecados de omisión. Habrá lugar para el más profundo examen. Mas no temáis, amados de Dios, porque el mismo que será nuestro Juez, es también nuestro amado Salvador.

El juicio allí estará lleno del amor restaurador y purificador, pues nos espera un futuro glorioso al lado de nuestro Rey, y hemos de recibir, necesariamente, una preparación para estar junto a Él. Todas las pruebas que hemos pasado aquí en el desierto de este mundo, han sido también una preparación para administrar justicia y ejercer el reinado con Él allí. “...Si sufrimos, reinaremos con él” (1ª Tim.2:12 a).

Necesariamente habrá una medida de dolor por aquellos que pierdan su recompensa; pero habrá gozo por los que serán premiados. “Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo... de manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Rom .14:10-12).

Los creyentes serán escrutados en lo más íntimo de su corazón respecto de lo que hicieron con su cuerpo, dones, palabras, pensamientos y anhelos del corazón. Las parábolas de los talentos y de las minas, son una manera de advertir lo que será este juicio. Jesús, el que tiene ojos como llama de fuego, penetrará con su mirada hasta lo más recóndito del corazón y sopesará lo oculto y más escondido del alma: “...Sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón“ ( Ap.2:23).

El Señor enfrentará a cada siervo para que dé cuenta de su mayordomía. Las parábolas de los mayordomos nos relatan lo que será ese momento. Si cada cristiano vive pensando que no se pertenece, necesariamente dependerá del Señor; pero si no es así, lo más probable que tomará su vida para sí y hará de ella lo que quiera. Esto será sancionado en el Tribunal (2 Cor.5:14-15).

¿Qué hizo usted con el talento? ¿qué hizo con las minas? Los que recibieron premios por haber administrado las minas, reinarán sobre tantas ciudades como minas hayan ganado. En la parábola de las minas (Luc.19:11-27), Jesús habló de un señor que se fue lejos para recibir un reino heredado y volver; y dejó a sus siervos el cuidado de sus bienes. Mientras iba y volvía, debían negociar, multiplicar los bienes. Esto es lo que hemos estado haciendo cuando en nosotros mismos se reproduce el carácter de Cristo y colaboramos para que se forme en otros. Es una manera, la más hermosa, de multiplicar los bienes del Señor.

¡Qué gozo se siente al servir a Cristo! Cuánto más será aquel día cuando recibamos los premios por la misión cumplida. Allí nadie tendrá celo de los méritos de otros, ni envidias por los premios de otros. Aquélla será una comunión gloriosa y santa.

Sanciones y recompensas

En el Tribunal habrá sanciones. Para evitar ser sancionado, es bueno y saludable juzgarse cada día. Dios mira el corazón de las personas; si Él ve que tu corazón es recto, que lo traes humillado cada día ante Él, Dios considerará aquello.

En el Tribunal habrá recompensas y premios. “...Si permaneciere la obra de alguno... recibirá recompensa” (1Cor. 3:14). Sin embargo, ningún creyente tiene derecho a exigir ser recompensado, porque “cuando hubiereis hecho todo lo que os he mandado, decid: siervos inútiles somos, porque lo que debíamos hacer...” (Lc. 17:10). Si alguna gracia tuvimos en realizar obras para Dios, el mérito es de Él, porque sin El nada podemos hacer. “...¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?” (1 Cor.4:7).

Hemos aprendido a gloriarnos en Cristo, y no desmedidamente, como si por nuestro empeño y habilidad hubiésemos hecho algo. ¡No! la gloria es de Dios. David dijo: “...¿Quién soy yo y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer de nuestra voluntad cosas semejantes? Pues todo es tuyo y de lo recibido de tu mano te damos“ (1 Crónicas 29:14).

Pero de todas maneras, lo que por derecho no nos corresponde, Dios nos lo otorga por gracia. “Cosas que ojo no vio, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”. En aquel día, como en un gran estadio y delante de todos los santos espectadores, escucharás tu nombre resonar por la potente voz de un ángel que te llamará al proscenio, y entonces la dulce voz de tu Salvador y Rey, te dirá: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor” (Mat. 25:23). Mayor será la gloria cuando seas coronado por las propias manos del Señor Jesucristo, y tengas el gozo de echar tus coronas a los pies de Aquel que ofreció la suya por ti y por mí, cuando se humilló al encarnarse.

Las coronas

Allí se entregarán diversos tipos de coronas. La corona incorruptible, para el cristiano que se guardó de los placeres carnales y se abstuvo de participar de los deleites que lo pudiesen corromper (1 Cor.9:25). Corona de gozo, para el cristiano que multiplicó su fe al llevar a otros a los pies de Cristo (1 Tes.2:19). Corona de gloria, para los pastores que sirvieron con fidelidad al Señor (1Ped. 5:2-4). Corona de justicia, para los creyentes que amaron la venida del Señor (2 Tim.4:8). Y corona de vida, para los que amaron al Señor (Ap. 2:10). Cuando el Señor Jesucristo se dirige a la iglesia en Filadelfia, le recomienda que tenga cuidado “...para que ninguno tome tu corona” (Ap.3:11).

Una iglesia gloriosa

En el tribunal de Cristo se quemarán todas las obras y aspectos de nuestro carácter que ofendan a la santidad de Dios. Entonces se cumplirá la palabra profética de Efesios 5:25-27: “...a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”. La iglesia ha sido lavada de sus manchas por la preciosa sangre de Cristo, por la Palabra revelada a los apóstoles y profetas, y, finalmente – en el Tribunal de Cristo– por la destrucción de las malas obras realizadas durante la carrera en el servicio a su Señor.

El Señor no obtiene la iglesia gloriosa aquí abajo, sino que la obtiene del Tribunal. En aquella reunión de miríadas de miríadas de santos se producirá una alabanza grandiosa para el Cordero que con su Sangre lavó nuestros pecados y nos justificó.

Después que el último de los vencedores de la fe sea coronado en el Tribunal de Cristo; y luego que se haya hecho la separación entre los que tienen coronas y los que no la tienen, y el último de los distinguidos sea vestido de lino fino, entonces se llevará a efecto esa grandiosa celebración que esperan los cielos: las bodas del Cordero. Temamos nosotros ante la inminencia de tales hechos.

Bien dijo el Señor Jesucristo que el diablo es «padre de mentira» (Jn.8:44).

Es un artífice para tender trampas y engañar, incluso, a los cristianos más preparados y fieles en los aspectos del Señor. Un misil de fuego en la mente del creyente bien anclado en la Biblia, de calibre alto espiritual, puede hacer la diferencia entre la santidad y el pecado de engaño. Pablo explica de la posibilidad de engaño por medio de la mentira demoníaca:


«Pero temo que como la serpiente con su astucia engaño a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo».

(2 Co.11:3).

Nada pasa desapercibido para Satanás, que ha logrado perfectamente conocer, a través de los tiempos, el carácter natural y caído del ser humano: sus debilidades, inclinaciones, pervesriones, variados gustos, y conducta en general. Es un maestro para sembrar la maldad, y lo hace primeramente como una pequeña semilla, insignificante, que parece inocente, pero que día a día crecerá para dar gigantescos frutos de incontrolable iniquidad y que empujará incuestionablemente a no pocos hacia la Muerte Segunda, como resultado de la resistencia rebelde al Dios de la gloria.

El Señor Jesucristo, habló del engaño religioso de los últimos tiempos. Vemos perplejos que en las congregaciones pseudocristianas, ajenas al principio que marca la Biblia, se yerguen en arrogancia dándole primero honor al hombre que al mismo Dios del cielo.

El neopentecostalismo es un ejemplo clásico. Hombres como Cash Luna, B. Hinn, K. Copeland, Hagin, y muchos otros más, se adjudican el nombre de «sanadores de Dios», «ungidos», y «elegidos» para la obra divina. Pero en verdad, sus actos y pensamientos dejan mucho que desear delante de los ojos del Creador. Practicantes de un legalismo extremo, el diezmo es exigido y sus billeteras y cuentas bancarias son dignas de ser comparadas con aquellos que se mueven en el espejismo del jet-set.

Qué decir de sus predicas, amalgamadas de engaño y luz: un suculento y seductivo manjar que causará, luego, una sepsis espiriritual que habrá de necrosar la razón con fatales términos. No sólo esto. El mundano, y, desgraciadamente, muchos cristianos fríos y descuidados, han caído en las garras del ocultismo.

La Nueva Era se mueve y evoluciona con éxito a pasos gigantescos, preparando las mentes para aceptar al «hijo de perdición»: el Anticristo Escatológico, que será recibido cual héroe y salvador de la humanidad, cuando el «principio de dolores» haya asomado sus tétricas narices en el mundo.

«La Confesión Positiva», es parte hoy de la vida religiosa del creyente timado de las congregaciones pentecostalistas carismáticas. Las palabras que declaran para obtener algo, posee una naturaleza sideralmente separada del concepto bíblico veraz. Este chamanismo, se caracteriza por visualizar en la mente el anhelo de algo, o alguien (Mente Sobre Materia), y que será obtenido, al ser «materializado» como por arte de «magia» por medio de una «fe» que no es la que Hebreos 11:1 determina.

El fenómeno Ovni, las apariciones, la brujería, la práctica de la guija, la de los cristales de cuarzo, la adivinación, la telequinesis, precognición (esta última, se ha avalado científicamente), el uso de los psíquicos para resolver casos policíacos, el espiritismo son promocionados exhaustivamente, y la Nuera Era, se está encargando en mucho de ello efectivamente. También, los cristianos ignorantes de las Escrituras, han caído en el ardid de la Nueva Era. Ejemplos tenemos los que se sujetan a dietas vegetarianas, a los que practican la meditación, el yoga, las artes marciales, los que gustan de las clases de Ayurveda, de la acupuntura oriental, cuyos orígenes son netamente pagano, y que son propicios para abrir puertas a los demonios inmisericordes.

El diablo está alistando a muchos hacia el camino que lleva a la adoración del Anticristo final por medio del acondicionamiento mental en muchas formas variadas de la Nueva Era. Nuestros hijos se encuentran en peligro inminente de ser arrastrados por esta sutil corriente místico-oriental, preparada para engatusar a los creyentes en últimos tiempos de acuerdo a 1 de Timoteo 4:1. Un excelente maestro, que nunca se cansa, es la televisión. Un tirano esclavizador de la mente: una caja endemoniada. Los programas infantiles se encuentran saturados de ocultismo, magia y satanismo. A los niños y jóvenes, les es nada extraño el tipo de programación oscurantista que aprecian, ya que el diablo, paulatinamente lo ha hecho ver con naturalidad el asunto, tomándolos de la mano para llevarlos pacientemente a la ruina total.

Cuando el mundo pagano se haya metido en la neblina de muerte novoerista, y muchos cristianos e hijos, además, entonces estarán listos para decir, un día, así: "¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?" (Ap.13:4b).



M I S T I C I S M O


Engaño sutil cobija la tierra,

Estragos ha hecho su grande presencia;

Ajenos preceptos con toda su fuerza,

Penetran la mente que acepta su esencia.



Colocan al hombre por fuera de tierra,

Lo llevan viajando por raras esferas,

Lo envuelven en sueños de extrañas quimeras,

De ideas profanas, absurdas, perversas.



Doctrinas que sientan al hombre en estrellas,

Muy lejos del mundo, flotando en tinieblas;

Sin juicio, ni tino, él vive en estelas

De polvos oscuros de altos cometas.



No pisa los suelos, se encuentra en planetas

De dogmas nefandos que abruman conciencias;

De duda y angustia, de formas inversas,

Que invitan al caos con firme insistencia.

Iglesias del Apocalipsis, parte 7
(Apc. 3:14-22)

INTRODUCCIÓN:

Hay varios tipos de celos. Uno de los más comunes es aquel que se origina en una relación sentimental o conyugal. Es el tipo de situación que plantea un estado de desconfianza frente a la posibilidad de que algún “intruso” o “intrusa” se interponga en lo que es algo exclusivo. Este tipo de celos ha enceguecido a muchas personas los ha llevado a cometer acciones violentas cuyas consecuencias les acompañan por el resto de sus vidas. Los celos también se ven en las relaciones laborales, en las competencias deportivas y en el llamado mundo de la farándula. Aún los niños manifiestan tales tendencias cuando algún otro niño quiere “invadir” su territorio. Estos celos están subscritos bajo una actitud negativa. Pero hay un tipo celo que hasta se recomienda practicar.

Hablamos de un “celo santo”. Aquel que tuvo el mismo Señor Jesucristo, quien al ver lo que habían de la Casa de su Padre, una “cueva de ladrones”, derribó con su ira justificada todo lo que en ella se había erigido, de modo que sus seguidores tuvieron que recordar la profecía que sobre él se había escrito: “El celo por tu casa me consume”. El texto que da origen a nuestro mensaje, está formulado en las palabras que el Señor pronunciara contra el “ángel de la iglesia de Laodicea”, quien después de descubrir el estado de tibieza espiritual en el que vive la iglesia, le recomienda ser celoso y arrepentirse, de manera que al final pudieran sentarse con el Señor en su trono.

La necesidad del celo santo; el celo por la condición espiritual y por el trabajo dentro de la iglesia es el gran énfasis de las Escrituras. Este imperativo bíblico es el más urgente debido a la condición espiritual en la que viven muchas de nuestras iglesias en este tiempo. Un estudio detenido de esta iglesia nos revela las razones por las que el celo cristiano debiera ser la nota distintiva de todo seguidor de Cristo. La falta de celo por la obra del Señor está creando las modernas iglesias de “Laodicea”. ¿Qué origina, pues, la falta de un celo santo?

I. LA FALTA DE CELO DA ORIGEN A CRISTIANOS TIBIOS

Hasta ahora hemos señalado que una de las características del mensaje a las Siete Iglesias es la forma como Cristo camina en medio de ellas para ver sus obras, aunque en esta, era tal la situación que se ha quedado afuera y “está a la puerta y llama” v.20. Con sus ojos como de llamas escudriña todo lo que en ella hay y por lo general descubre profundas fallas que la identifican y las ponen como ejemplos para que no se sigan. Jesús vio que los hermanos que viven allí no eran “ni fríos ni calientes”. Eran “tibios”, lo que les ponía en una posición espiritual deplorable. La provisión de agua de la ciudad de Laodicea provenía de manantiales calientes a cierta distancia, pero al correr hasta la ciudad llegaba tibia. Jesús toma esa analogía para comparar los estados espirituales de nuestra vida. La falta de celo espiritual tiene una de las consecuencias más dramáticas que debiera ser revisada con frecuencia y con urgencia.

Nada es más desagradable que tomar algo tibio. El cuerpo humano está preparado para digerir con agrado una taza de café caliente o un té con hielo. Pero puede venirse en vómito cuando al estómago llega algo tibio. Lo que se vomita, nunca llegó a ser parte integral del cuerpo, es un desecho porque el cuerpo no lo tolera. Jesús dice que es mejor o ser frío o ser caliente.

El creyente “frío” puede llegar a ser un ortodoxo, que aun cuando no tiene fuego en su ser, conserva una actitud cristiana que todavía es reconocida por el Señor. Un cristiano frío se puede calentar de un momento a otro; pero uno tibio es impredecible su reacción. En el caso de uno “caliente”, aunque sus acciones pueden llevarle al fanatismo, vive siempre en un estado espiritual que no es difícil identificar. Bien pudiéramos decir que un cristiano caliente vive con la “tensión muy alta”. Para el cristiano tibio hay una advertencia muy solemne de parte del “Amén y el testigo fiel” v.1, como se identifica el Señor con esta iglesia.

“Te vomitaré de mi boca”, es una frase dura, pero rebela lo que el Señor no tolera en la vida de un creyente. Cuando él nos recomienda a ser celosos y a arrepentirnos es porque no quiere llegar a esta medida. ¿Cuáles son algunas características de la tibieza espiritual? Una excesiva preocupación por los asuntos materiales y de este mundo. Ese desmedido afán por el dinero hace que éste substituya el amor por el Señor. El ocupar más tiempo en las cosas triviales que en las que tienen más importancia: la oración y la meditación de la palabra. El poco celo y amor por los perdidos. La falta de un compromiso con el cuerpo de Cristo. Cuando hay una mayordomía deficiente. El no entregar el diezmo que le pertenece al Señor es un claro indicio de un creyente tibio. Es no darle importancia a un asunto tan sagrado. El creyente tibio vive el peor estado espiritual que ningún otro.

No es ni una cosa ni la otra. Le pasa como la fábula del murciélago. Se cuenta que un murciélago cuando volaba y llegaba a los lugares altos con las aves, sus compañeros alados le decían: tú no perteneces a este lugar tú eres un ratón. El mismo murciélago cuando bajaba y sus compañeros terrenales le veían las alas le reclamaban: no perteneces a este lugar porque tu aspecto es el de un pájaro. En la vida espiritual no podemos movernos en aguas tibias. Eso desagrada al Señor.


II. LA FALTA DE CELO DESARROLLA UNA VIDA DE ENGAÑO

La iglesia de Laodicea nos revela la apariencia y el profundo engaño en que pudiera vivir un creyente. El depender de las cosas que tiene y no importarle si el Señor ha bendecido lo que posee. Esta actitud es muy peligrosa porque el propósito del engaño es cegar al creyente para que no se de cuenta de su estado y pobreza espiritual. La riqueza material había enceguecido de tal manera a la iglesia que no les dejaba ver su verdadera bancarrota espiritual. Bien pudiera decirse que el mundo había invadido aquella iglesia. Cuando en la vida espiritual no hay celo por las cosas del Señor comienza a reinar una especie de conformismo y de confianza más en lo que se posee que depender por la fe en las promesas y bendiciones divinas.

Los ciudadanos de Laodicea se enorgullecía de tres cosas: riqueza financiera, una industria textil exclusiva y poseían una escuela de medicina ampliamente conocida que producía un colirio muy popular que se exportaba a todo el mundo. Este orgullo había invadido a la iglesia, de manera que ellos pensaban que no tenían necesidad de nada. La falta de celo espiritual les había llevado a este vil engaño. ¿Cuál era entonces el problema? Ellos pensaban que eran ricos ante sus propios ojos, que no tenía necesidad de vestido y que veían muy bien todas las cosas.

Pero en la reprimenda del Señor se deja ver su estado deplorable: “... y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego, y desnudo” v. 17 c. Cuando un creyente piensa que tiene “todas” las cosas; cuando siente que no tiene que hacer otros esfuerzos, que no hay que pagar el precio del discipulado, entonces es tiempo de revisar esta reprimenda divina. De modo, pues, que frente al autoengaño que generan las cosas temporales, Jesús da su consejo en el versículo 18. - El consejo de Cristo para ellos está en tres partes: comprar oro para que se vuelvan ricos en vez de ser desventurados, miserables y pobres, ropas blancas para cubrir su desnudez, y colirio para sus ojos ciegos para que puedan ver. Note la invitación de Jesús: “que de mí compres oro refinado en fuego...”.

El oro refinado de de Cristo representa su propio evangelio. Aquella vida que es imperecedera. Aquellos valores y promesas, que proviniendo de él nunca fallan. Cuando Jesús se constituye en mi vida y mi pasión, no habrá ocasión para decir “yo soy rico, y me enriquecido y de ninguna cosa tengo necesidad...”. La verdadera riqueza del creyente se sustenta en la persona y obra de Jesucristo. Esta sociedad pareciera decirnos “no tengo necesidad de nada”. Muchos creyentes parecieran decir lo mismo. Están rodeados de todo, ¿qué más pueden necesitar? Cuando hay en mí un celo vivo por la obra del Señor la oración será siempre: “Sin ti nada soy; sin ti nada tengo; sin ti no podría vivir; sin ti estoy perdido”.


III. LA FALTA DE CELO PONE A CRISTO FUERA DE LA OBRA

Apocalipsis 3:20 se ha usado con mucha frecuencia como un texto de evangelización. En no pocas ocasiones lo hemos citado como una invitación para que las personas reciban a Cristo, con no pocos resultados. Miles han llegado a conocer a Cristo como su salvador personal por medio de este texto. Pero la verdad es que este texto está en el contexto de una iglesia que revelaba la no necesidad del Señor. Su actitud de tibieza y conformismo espiritual había puesto a Cristo fuera de la misma obra. Nos parece extraño, pues, que el mismo Cristo se acerque a la iglesia y le diga: “he aquí yo estoy a la puerta y llamo...”.

Ningún asunto es más contradictorio que el Señor de la iglesia pidiendo permiso para entrar a ella. La iglesia de la Laodicea nos envía un claro mensaje de advertencia a las iglesias de hoy. Jesucristo queda inhabilitado para actuar cuando apagamos o entristecemos al Espíritu Santo. Cuando un creyente dice “no tengo necesidad de más nada” está poniendo a Cristo a que toque la puerta de su vida para que lo deje actuar. Contrario a esto, cuando la vida cristiana se caracteriza por una motivación continua; por un celo en el servicio, en la entrega, en el testimonio y en el amor fraternal, Jesucristo no solo está presente sino que capacita con su poder al creyente para que haga su obra.

Cuando una iglesia se deja cautivar por un gran celo misionero; donde todos sus miembros se comprometen en este esfuerzo, Jesucristo hace realidad su promesa que estaría con vosotros todos los días hasta el fin del mundo, de acuerdo a lo expresado por la Gran Comisión. ¿Qué sucede cuando una iglesia le abre la puerta a Cristo? El texto tiene una de las más hermosas promesas, “cenaré con él, y él conmigo”. Esta invitación de Jesús habla de intimidad, de compañerismo, de caminar juntos. Si algo produce el celo espiritual es una alianza inquebrantable entre el creyente y su Señor. Junto con el llamado a ser celoso y arrepentirse de esa actitud de tibieza y conformismo espiritual, por el amor que él nos tiene, aparece la promesa y la esperanza del v. 21. El llamado a vencer y ser coronado al final de la jornada es la consigna de la palabra divina. El Señor quiere que cambiemos de actitud para bendecidnos.


CONCLUSIÓN: En este último mensaje dirigido a esta iglesia, algunos han encontrado lo que se ha llamado el “síndrome de Laodicea”. Esta iglesia presentaba una disociación entre lo que ella pensaba de sí mismo y lo que Dios pensaba de ella. Ella decía: “yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad”. Pero Jesús le dice: “Tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.". Lo que la iglesia piensa de sí misma le hace vivir tibiamente. Esa es la realidad espiritual para cada creyente.

Alguien lo expresó así: “El presumir que somos ricos cuando en realidad somos pobres; el presumir que somos bienaventurados cuando en realidad somos desventurados; el presumirnos como iluminados cuando en realidad somos tenebrosos; el presumirnos como ataviados cuando en realidad estamos desnudos, constituye la mayor de las desgracias de un creyente y de una iglesia”. Mi preocupación debiera ser no tanto lo que yo pienso de mí mismo, sino de lo que piensa el Señor de mí. De allí la solemne amonestación del v.19.

Sorprendentemente, ¡hay un tipo de cristianos que da nauseas a Jesús! Esta clase de cristiano existía en el cristianismo del primer siglo y existe todavía en la actualidad. El Señor habló de él en Apocalipsis 3:14-22. Un hijo de Dios en tal condición no es ni frío ni caliente para las cosas de Dios – reuniones de oración, estudios bíblicos, compañerismo cristiano, comunión, socorrer a los necesitados, ofrendar, luchar por la fe, hablar la verdad con amor, mostrar el fruto del Espíritu, luchar contra el pecado personal, etc.

Ellos en realidad no desean la Palabra de Dios, ¡la cual es necesaria para el crecimiento espiritual (1 Pedro 2:2)! No se mantienen firmes en la enseñanza de los apóstoles ni en la comunión, ni tampoco en la oración (Hechos 2:42). Ellos obedecen de pensamiento, palabra y obra sólo cuando les conviene. Cuando no es conveniente obedecer, no lo hacen. En otras palabras, ellos están comprometidos solamente hasta el grado de interés de su propia conveniencia, la cual cambia constantemente. Su temperatura espiritual es tibia – algunas veces caliente y otras veces fría, pero nunca establemente ni la una ni la otra. (Para entender mejor qué es la tibieza, considere cual es el resultado si se mezclan cantidades iguales de agua fría y caliente.)

Lo asombroso de los tibios es que no se dan cuenta de su necesidad o del peligro en el que están. En su condición espiritual infeliz, miserable, pobre, ciega y desnuda, (NVI) ellos piensan que no les hace falta nada. ¡Tan engañados están! Por lo tanto, la necesidad vital de cambiar está escondida de sus ojos enceguecidos y no constituye la prioridad que debería constituir. Imagínese estar en tal peligro espiritual y pensar que todo está bien. Esto es, de hecho, una realidad para muchas personas en nuestros tiempos modernos.

Impresionantemente, congregaciones enteras pueden estar en esta condición, como fue el caso en Laodicea en los días de Juan. Quizás el ambiente de la ciudad de Laodicea ayudó a inducir a los cristianos de allí a esta repugnante condición espiritual. Era un centro bancario que también era conocido por la manufactura de exquisitas ropas de lana negra y por su escuela de medicina que fabricaba polvos para el tratamiento de problemas oculares. (Esto puede explicar el consejo que Jesús dio acerca de las riquezas, las ropas y el colirio). Vida fácil, comodidad y placer eran cosas a las que aquellos cristianos estaban acostumbrados en ese tiempo, ¡Al igual que los cristianos en América hoy en día!

Además de la afluencia de Laodicea afectándolos desfavorablemente, los maestros en esa región podrían haber estado distraídos y “durmiendo". Eso quiere decir que después del pasaje bíblico de apertura del sermón (si es que se leía algún pasaje), ya no había más necesidad de una Biblia ya que el resto del sermón de veinte minutos estaría lleno de cuentos y cosas parecidas. Si tales "pastores" pudieran envasar su habilidad para inducir al sueño natural, sacarían del mercado a las industrias de píldoras para dormir. Además de contar cuentos desde el púlpito, también se usan chistes para hacer que todos se sientan contentos y relajados, pero eso también destruye la convicción del Espíritu Santo y le quita el tiempo a la corrección, la reprensión y al ánimo mutuo (2 Timoteo 4:2).

En nuestros días existe otra forma de crear tibieza que no existía en los días de los Laodiceos, y es ver la televisión. ¡Esta herramienta maligna del adversario no solamente consume el valioso tiempo libre que tenemos para servir a Dios sino que exalta los valores mundanos promoviendo los deseos sexuales, la violencia, el materialismo, la mentira y cosas semejantes!

Jesús Los Vomitará

¿En qué tipo de peligros estaban los tibios en Laodicea? ¡Estaban al borde de ser vomitados de la boca de Jesús según el verso 16! La palabra griega es efectivamente vomitar. Pronto estos cristianos tibios serían expelidos del Cuerpo de Cristo de la misma manera en que algo que produce náuseas en nuestro estómago debe ser expelido para sentir alivio. Este era su futuro asegurado, si ellos escogieran ignorar el consejo de Jesús de ser fervorosos y arrepentirse. El amoroso y paciente Señor no podía soportar más y dio su ultimátum en forma de advertencia. En aquel momento, así como ahora, los poco entusiastas, los indiferentes, los despreocupados y los tibios fueron forzados a tomar su decisión más importante, una decisión que afectaría la continuidad o el fin de sus vidas espirituales.

Jesús dijo en los versículos 15 y 16:

Conozco tus obras; sé que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras lo uno o lo otro! Por tanto, como no eres ni frío ni caliente, sino tibio, estoy por vomitarte de mi boca. (Apocalipsis 3:15,16. NVI)

De acuerdo con esto, la escala de preferencia de Jesús va de caliente como acceptable, frío como medianamente acceptable, y tibio como no acceptable. La palabra traducida como caliente en griego significa: caliente hirviente (W. E. Vine, An Expository Dictionary of New Testament Words – Diccionario Expositivo De Palabras Del Nuevo Testamento – Old Tappan, NJ: Fleming H. Revell Company, 1966, Vol. II, p. 235). En otras palabras, ¡Jesús quería que ellos (así como nosotros) sean ardientes todo el tiempo! Esta no es una gran revelación para el estudiante serio de la Biblia.

No obstante, ¡también es sorprendente que Jesús haya dicho que él prefería que ellos fueran fríos en lugar de tibios! ¿Por qué Jesús, que mandó a todo el mundo a "entrar por la puerta estrecha" (Mateo 7:13,14), hizo esa aseveración tan alarmante? ¿Podría ser porque si ellos fueran fríos, su ejemplo no afectaría dañinamente a tantos con su indiferencia y desinterés? Más aun, sería más fácil para uno que es frío ver su necesidad de arrepentimiento que para uno que es tibio. Quizás Jesús estaba, por lo tanto, pensando en la influencia negativa que ellos tenían sobre otros así como en el propio beneficio de ellos.

El Amor Del Señor Jesús

El amor del Señor Jesús es asombroso. En Apocalipsis 3:19, vemos que Jesús ama al cristiano tibio, ¡el cual está en una peor condición que el que es frío! Sin embargo, el amor de Jesús por los tibios le hará reprenderlos y disciplinarlos (v. 19). Esto muestra claramente que algunas, aunque no todas, las cosas negativas que le suceden a los cristianos, especialmente a los tibios, son enviadas directamente por Dios para lograr que ellos se acerquen más a Él. Hebreos 12:11 dice:

Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella. (NVI)

Es más, todos los cristianos son sometidos a la disciplina de Dios, ¡no solamente los tibios (Hebreos 12:7,8)! Jesús someterá a los de corazón endurecido a la reprensión, y luego a la disciplina por su propio bien.

Proverbios 15:10 dice:

La disciplina severa es para el que abandona el camino. (LBDLA)

La reprensión para los Laodiceos fue probablemente emitida al leer Apocalipsis 3:14-22. No hay forma posible de determinar cuál fue la disciplina del Señor para ellos. Sin embargo, sabemos que Dios disciplinó a los israelitas enviándolos al exilio (Isaías 26:13-16) y también cuando estuvieron en el desierto durante cuarenta años (Deuteronomio 8:2-5). Si los tibios responden acercándose a Dios, aparentemente lo lograrán solamente a través de la reprensión y la disciplina. (¡Desafortunadamente, algunos no responderán ni aun a la disciplina, Jeremías17:23!) El futuro para todos los tibios es: primero una reprensión, luego la disciplina, y luego ser expelidos del Cuerpo de Cristo, si aun así no eligen ser fervorosos y arrepentirse (Apocalipsis 3:19).

¿Cuánto Más Soportará Dios?

¿Cuánto soportará Dios antes de vomitar a los tibios del Cuerpo de Cristo? No se puede dar una respuesta bíblica definitiva. Ha de variar de individuo a individuo dependiendo de su privilegio espiritual y de cuán frecuente y severamente Dios haya tratado con el tal con respecto a su rebelión.

Dos cosas son seguras: primeramente, Dios está tratando de mantenernos en el Cuerpo y en la Vid. ¡El no está tratando de echarnos de su familia, sino de mantenernos en su familia!

En segundo lugar, si nosotros persistimos en desobedecer, Dios honrará nuestro libre albedrío y nos dejará marchar hacia nuestra muerte espiritual y hacia el lago de fuego.

También podemos concluir que uno puede ser tibio y aun ser salvo por un tiempo, como fue el caso de los Laodiceos. Ellos eran salvos en el momento en que se les dio la advertencia de Apocalipsis 3:14-22, pero eso cambiaría si ellos no querían cambiar.

Jesús dijo:

Al que salga vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté con mi Padre en su trono. (Apocalipsis 3:21. NVI)

El contexto nos dice que él estaba hablando sobre vencer la tibieza, la cual es probablemente un mayor problema hoy en día que lo que fue en aquel entonces.